Día 1. 22 de mayo. Empieza la visita

Nos levantamos temprano, hemos dormido poco, pues nos acostamos pasada la 1.30. Bajamos a desayunar, nuestro primer contacto con un desayuno turno. El café del hotel es malo hasta para mí, pero hay mucha variedad. Los dulces resultan muy sosos, tomamos pan con varios tipos de queso, fruta, fiambres, zumo (de polvos, pero qué quieres, hay sed), y una agradable sorpresa, el yogur turco, parecido al griego, muy rico.

A las 08.10 salimos del hotel, camino a Sultanahmet, pero me equivoco, y acabamos en Eminonu, el muelle... Será el único error de orientación, basado en que por internet creí que el hotel estaba en la acera equivocada.

Subimos por la calle Hudavendigar, siguiendo la línea del tranvía, no tiene pérdida, hasta la primera puerta de entrada del muro del palacio. Ahí subimos todavía más, pasamos junto al museo de arqueología, parada obligada  para otro día, y, a eso de las 08.30,  nos ponemos segundos en la cola de la taquilla del Top Kapi. Y menos mal... A lo lejos, por la puerta que está detrás de Aya Sofia entran muchísimos visitantes...


A las nueve entramos, y nos dirigimos a la taquilla del Harem, sacamos las entradas y pasamos a verlo. No voy a describir en este blog cada visita. Sólo os diré que el Harem, por el que hay que pagar casi tanto como por el resto del palacio, merece la pena sin duda. Hay que armarse de paciencia, ya que el palacio de Top Kapi consta de varias estancias en las que se formarán colas, sobre todo las que guardan el tesoro del sultán.

Al cabo de unas tres horas terminamos nuestra visita, y nos fuimos con la idea de entrar en Aya Sofia. Craso error... La cola ya era descomunal, por lo que recomiendo dejarlo para otro día, teniendo cuidado con los días que cierran. Este año Aya Sofia los lunes, y Top Kapi los martes. Así que nos fuimos a ver otras cosas. La mezquita azul, justo enfrente, y tras un pequeño y poblado parque.

 Impresionante. La cisterna de la basílica, subterránea, construída por los romanos. También hay que pagar, a diferencia de las mezquitas, que son gratis, Aya Sofia es un museo, por eso no es gratis. Ojo con la entrada, está en un edificio bajo, en la calle Yerebatan, casi al lado del restaurante Altin Kupa, no tiene pérdida porque vereis cola, aunque menos que para los otros monumentos. Abajo hace fresquito, es una visita bastante rápida, pero también merece la pena.


También podeis ver el hipódromo, restos romanos, bueno, sólo quedan un par de columnas, y un obelisco egipcio, pero andar por toda esta zona es sencillamente espectacular. Pocas veces habremos visto tanto monumento junto.

Si después de esto teneis hambre, podeis para para comer. Hay muchísimos restaurantes y puestos donde comer de todo. Si no, podeis intentar hacerlo del tirón y cenar un poco más pronto, como hicimos nosotros. Después de ver lo que os digo nos fuimos a la zona de Eminonu, y allí vimos la mezquita nueva (Yeni Cami), y al lado el bazar de las especias, donde hicimos varias compras de especias, y de lokum, delicias turcas. Ojo con los precios, aunque los veais puestos, hay que regatear. No seais primos, como fuimos nosotros...


A lo largo de todo este día probamos varias cosas típicas turcas, el simit, una rosca de pan con sésamo. Compré una al salir de Top Kapi, en un puesto junto a Aya Sofia, y antes de entrar a ver unos mausoleos gratis, sin cola, sin gente, pero que no estaban mal... le dí al señor del puesto un billete de 10 liras, y me devolvió 3, es decir, me cobró 7. Más tarde descubriría que en Eminonu las venden por 1 lira... También probamos el helado turco, de textura ligeramente gomosa, fresquito, muy rico. Los de los puestos siempre te vacilan cuando te lo van a servir, quedándose el helado pegado a la paleta con la que lo sirven, haciendo "juegos de manos" con ellos.

Después de hacer las compras en el bazar (seis tipos de especias y más de un kilo de lokum), fuimos al hotel, que nos pillaba de paso, a dejarlo todo, y luego a cenar. Habíamos leído en internet muy buenas críticas de un restaurante llamado Istanbul Enjoyer, que te atendían en español, que la comida era buena... Así que volvimos a subir a Sultanahmet (diez - quince minutos andando a velocidad paseo), y entramos en la calle Incili Cavus... Al llegar al restaurante, era domingo, había una bufanda del Depor puesta colgando del techo... Así que pregunté "Quién es del Depor?". Había dos chicos jóvenes sentados en la terraza del restaurante, y uno de ellos, moreno, con el pelo con tupé,salió y me dijo que él, así que entablamos una animada charla de fútbol...


Como os podreis imaginar, nos quedamos a cenar. Tomamos un plato de Meze, entrantes típicos turnos, para compartir, y después Pilar tomó berenjena rellena, y yo pollo al limón, y de postre ella tomó un postre cuyo nombre no recordamos, pero tipo tarta de chocolate, y yo crepe de plátano. Con agua los dos, nos cobraron al cambio alrededor de 40 euros. Nada mal, ni de precio, ni de calidad, fueron muy simpáticos con nosotros, y el lugar muy agradable. Si veis ahora mismo la foto que tengo en el perfil de Facebook, es una foto con Mehmet, el joven del tupé, que resultó ser uno de los dueños del restaurante, que habla español muy bien, y que tiene mucho trato con españoles.

Después de esto, a eso de las 20.30, nos fuimos despacio al hotel. Este primer día fuimos a cenar un poco más pronto de lo normal, pero es que no habíamos hecho una comida formal. El simit y el helado no se podía considerar como tal. Y digo nos fuimos despacio porque volvimos a pasear por la zona, cerca de la mezquita, iluminada... Tuvimos que esquivar a los camareros de los demás restaurantes. Hasta llegar al Enjoyer, en su calle hay otros 4 restaurantes. Afortunadamente, los turcos son mucho más delicados que los musulmanes, y no te dan la brasa, si les dices que no una vez, ya no insisten.

Y hasta aquí el primer día. Espero no haberme dejado nada de interés. He tenido que escribir esto dos veces, porque la primera lo hice en el iPad y cuando pulsé vista previa se perdió la información.

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